martes, 4 de noviembre de 2008

El retorno

"Vivir sin tus caricias es mucho desamparo;

vivir sin tus palabras es mucha soledad;

vivir sin tu amoroso mirar, ingenuo y claro,

es mucha oscuridad..."


Vuelvo pálida novia, que solías

mi retorno esperar tan de mañana,

con la misma canción que preferías

y la misma ternura de otros días

y el mismo amor de siempre, a tu ventana.


Y elijo para verte, en delicada

complicidad con la Naturaleza,

una tarde como ésta: desmayada

en un lecho de lilas, e impregnada

de cierta aristocrática tristeza.


¡Vuelvo a ti con los dedos enlazados

en actitud de súplica y anhelo

-como siempre-, y mis labios no cansados

de alabarte, y mis ojos obstinados

en ver los tuyos a través del cielo!


Recíbeme tranquila, sin encono,

mostrando el deje suave de una hermana;

murmura un apacible: "Te perdono",

y déjame dormir con abandono,

en tu noble regazo, hasta mañana...

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